La Tortuga Catalina

-Dime Catalina

¿dónde vas?

-Caminito, caminando

despacito o galopando

voy atenta, voy sin prisas

porque sé que llegaré.

¿dónde? ¿cuándo?

y… ¡qué importa!

Mientras tanto,

caminito, caminando

despacito o galopando

voy contenta,

del camino disfrutando

porque sé que llegaré.

 

Este pequeño poema de mi madre da nombre a mi escuela.

Aprender a aprender como decía Idries Shah.

La música es lenguaje, emoción, disciplina, juego, creatividad… Es una filosofía de vida. Integrarla en nuestra vida desde una tierna edad nos enriquece, nos ayuda a desarrollarnos, tanto a nivel personal como social.

En mis clases intento transmitir amor por la música. Un refugio para el propio desarrollo, volver al aprendizaje en familia, al disfrute social del conocimiento.

En mis más de veinte años dando clases si hay algo que me ha quedado claro, es que la evolución de cada niño es personal, y como bien dice la Tortuga Catalina: despacito o galopando, voy contenta, del camino disfrutando. Respetar eso y adecuar métodos o técnicas para cada niño en cada momento es la base de mi pedagogía. Sin embargo, cuando llevas tanto tiempo en la educación, hay cosas que ya sabes que son indispensables y configuran el espacio donde te mueves.

En mi escuela los niños tienen clases individuales, donde trabajas aspectos como la concentración, la técnica, el esfuerzo, la disciplina, la creatividad, y clases de grupo, en mi opinión fundamentales para el desarrollo social, para el lenguaje, la historia y sobre todo para la formación del yo a través de lo lúdico.

Más info: contacto@irisazquinezer.com